Oportunidad

Hola!
Cómo estás? Espero que muy bien :) 

Hace tiempo que no paso por aquí. 
Tiempo en el que he estado, como muchxs de nosotrxs, vivenciando algo nuevo, desconcertante, movilizador y por momentos atemorizante: la pandemia por Covid-19.
Estos son meses raros, complejos... (cómo estoy con los adjetivos hoy!)
Meses en los cuales también ha surgido "la oportunidad" como tema de reflexión (individual y colectiva).

En mi caso personal, he transitado por todas las emociones y pensamientos posibles. 
En general, soy una persona que disfruta de estar en casa; disfruto de la soledad, del entorno de mi hogar. Por lo que al principio no me fue tan complejo adaptarme a las medidas de aislamiento dispuestas. Continué comunicándome con los más íntimos por videollamada, audios, posteos en redes sociales...

Pero...una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa: no es lo mismo decidir quedarse en casa que estar obligadx por las circunstancias a hacerlo. Ante cualquier cosa que se nos presente, decidir nos libera.

Por lo que, luego de un par de meses (en Argentina, y más específicamente en la Ciudad de Buenos Aires, que es donde resido, ya llevamos 3 meses de aislamiento) comencé a debatirme internamente entre el deseo de retomar mi vida habitual y la responsabilidad ética de aguantar todo lo que pueda dentro de casa por aquellxs que no pueden hacerlo.Y sí, es así. En casa no estamos para "tirar manteca al techo" ni mucho menos, pero tenemos todas nuestras necesidades básicas cubiertas, lo que nos permite atravesar estas circunstancias de una manera en la que otrxs no pueden. Tener la panza llena deja al corazón contento, no? O al menos baja considerablemente los niveles de ansiedad, si nos lo permitimos.

Pero hubo algo por sobre todo lo demás que me incomodó hasta las encías: durante todo este tiempo de aislamiento mi trabajo desapareció. Paf!
Y por supuesto, como ser humana que soy, la dignidad se me ha escapado por los talones cual media con elástico viejo.
 
Muchas preguntas han surgido, y (aunque aún sigo esperando a las que faltan) algunas respuestas han llegado.
Y entonces: ¿Cómo continuar con mi trabajo en estas circunstancias?

¿Y por qué tanta vuelta, Majo? Si la mayoría de profesores de diversas disciplinas decidieron continuar con sus clases de manera virtual... /... Sí, pero yo no soy la mayoría; nunca me caractericé (virtud y defecto) por pertenecer a las mayorías.

A mí no me agrada esta cuestión de perder la posibilidad de sentir y percibir al otrx cuando está cantando: el hecho de que mi poderosa empatía (una especie de superpoder que tengo, del cual ya contaré en otro posteo) no pueda entrar plenamente en acción a través de oídos, vista, percepción quinésica, percepción emocional...en fin, me hace sentir perdida. Además, la metodología de entrenamiento vocal con la que doy clases, entrenamiento con el cual me formo desde hace más de 15 años, requiere de "estar presente", en todos los sentidos que podamos encontrarle a esa acción. Y después de 15 años se entenderá que la presencia se me ha vuelto un hábito...al menos en cuanto a clases de canto se refiere 😖

Y zaraza de acá y zaraza de allá, en el transcurso de la "cuarentena", mil y un idas y vueltas.
Y la oportunidad tocando a mi puerta. ¿Cuál?

La de deconstruirme.
Cada unx sabe cuáles son los mandatos, conscientes o inconscientes que lx acompañan a diario, en cada decisión, cada pensamiento, cada acción, emoción, respuesta, comunicación...ufff! En la vida misma!

Y Majo reflexionó y reflexionó. Lloró (no es novedad, un llantito de vez en cuando me lava las intangencias), se enojó (con el dios mismo) (una vez más), perdonó (a ella misma...y a dios, también).
Y no vamos a decir que ya estamos listas. (paréntesis importante: esto de hablar en tercera persona y plural me hace sentir como que en cualquier momento me transformo en Gollum...o reconozco el Gollum maestro que me permite transitar las sombras y tener perspectiva al mismo tiempo 😉)

Pero creo que mi almita está avistando un nuevo amanecer.
¡Y qué te ha hecho sentir así, Majo!

El darme cuenta que todos estos años, al dedicarme a la docencia del canto, más allá de disfrutar del estudio, la formación, los maestros, la metodología, las técnicas, los fundamentos, la anatomía y la mar en coche, más allá de todo eso poderosísimo que también me ha transformado, lo que más he disfrutado y disfruto es escuchar a otrxs cantar. Quedarme en silencio y escuchar esas enormes, poderosas y bellas voces que he tenido y tengo la oportunidad de descubrir. Todas las voces, cada una, tan hermosas.
Todxs lxs seres, cada unx, tan hermosx.

¿Y entoooooonces????


¡Que voy a habilitar las clases virtuales para todx ser que quiera compartir su voz conmigo!!!

¡¡¡Siiiii!!!!
¡¡¡Iupiiii!!!
¿Y cómo hacemos? ¿Ah?

Eso te lo cuento en otro posteo, ja!

¡Pero esperá, no te vayas!

Gracias por leerme.
Ojalá que vos también hayas podido o puedas darte una oportunidad. 
Ojalá que todxs lxs que podamos nos demos una oportunidad. 
Que este tiempo de silencio, de altibajos emocionales (y económicos), de no poder abrazarnos ni compartir mates, nos permita reflexionar sobre el camino transitado y el que aún queda por transitar.
Ojalá nos permitamos agradecer, atarnos bien los cordones y seguir el camino hacia el amanecer de cada oportunidad.

Abrazo cantoril,
Majo

Amanecer - principios de otoño 2020

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